Pushkar es un pueblo bonito, con un monton de templos alrededor de un lago y con el unico o uno de los unicos santuarios del mundo dedicado a Shiva. Es bastante tranquilo, pero esta lleno de guiris y, consecuentemente, de mendigos, vendedores y otros pesados que viven de desangrar al turista. Como dijeron Estrella y Guillermo (sikiliki.blogspot.com), parece un poco Benidorm. A mis compis les gusto, pero a mi no demasiado.
Lo mas resenhable para mi fue mi aventura en la barberia. Llevaba dias queriendome cortar el pelo y aproveche que las chicas se fueron de compras ayer por la noche para entrar en una barberia que vi. Regateando, el tipo me dijo que me cobraba cuarenta rupias, unos ochenta centimos de euro, cantidad que aqui es un timo. Uno mas. Acepte, porque al fin y al cabo para mi eso no es nada. El peluquero, un indio joven y bajito de bigote a lo Eddie Murphy, apenas hablaba ingles, pero nos entendimos por senhas. No tenia maquinilla electrica, asi que lo hizo con una manual, de esas que tienen mango tipo tijeras. No se si era torpe o la maquinilla estaba poco afilada, pero me dio tirones hasta decir basta. Mientras tanto, tosia sin parar. Me explico que tenia malaria. Resulto que no nos habiamos entendido tan bien como yo pensaba y me rapo casi al cero. O, como me dijo un tipo esta manhana: me hizo el peinado de la luna llena. Suena indudablemente mejor. A la hora de pagar, me cogio el billete de cincuenta rubias y con cara de ninho pillo dijo que mejor cincuenta que cuarenta, a lo que yo, cansado de que me tanguen, le dije que nel del panel. Insistio, insisti, insistio, insisti, y al final me dijo que me cobraba cincuenta y a cambio me hacia un masaje de cabeza. A todo esto Isa, Sara y las Lauras ya habian llegado y me esperaban alli. No todas cabian en el establecimiento, que no tenia puerta ni paredes, asi que dos de ellas estaban en la acera. Aquello parecia mas una representacion teatral. Acepte el trato por no discutir mas y porque me apetecia relajarme. Y empezo el espectaculo.
El tipo primero me pellizco repetidamente a toda velocidad la piel de la cabeza con la punta de los dedos, en un movimiento bastante gracioso. Luego me masajeo la frente y el cuello, muy agradable. Despues empezo a golpetearme la espalda con el canto de las manos, estilo karateka, cosa que parecia hacerle bastante gracia, para a continuacion darme unas cuantas hostias con la mano abierta a la altura de los omoplatos. Y via. Mi hermana y las chicas se morian de risa y yo tambien tuve que tomarmelo a conha. Me imagino el tipo al dia siguiente contandole a sus amigos que le habia dado unas leches a un guiri dos veces mas grande que el y encima le habia cobrado por ello diez rubias. Espero que se divirtiera. Yo, a pesar de todo, me eche unas risas.
Cenamos en el hotel. Mientras las chicas se cambiaban de ropa el cocinero-camarero me aseguro que hacia toda la comida con agua mineral. Me conto que por comer cosas en la calle llevaba seis anhos con problemas digestivos causados por una ameba. Entre el peluquero malarico y el cocinero amebico, esta visto que los indios no son inmunes a los problemas que nosotros mismos nos tememos. No entiendo como se puede vivir asi, teniendo cada dia extremo cuidado con lo que comes y lo que bebes, protegiendote de los insectos a toda costa, etc.
Luego me fui un rato a internet. La tenian en un hotel cercano, a tres minutos atravesando un campecho. Lo llevaba una senhora con sari que hablaba bastante bien el ingles. Para meterme donde el ordenador tuvo que hacer levantarse a una senhora oronda con sari rosa, probablemente su madre. Yo quise irme, pero me dijo que no importaba. Sali de alli pasadas las doce de la noche, ya habian cerrado las verjas, todos estaban acostados y me esperaba un senhor para dejarme salir. Al volver, atravesando aquel campo oscuro donde se oian ladrar perros, pase miedo. En la mano izquierda llevaba la linterna sin encender para no llamar la atencion. En la derecha, la navaja abierta. Pense: si me ataca algun perro, primero lo deslumbro con la linterna y luego lo deguello. Esa era la teoria. Menos mal que no tuve que ponerla en practica. Llegue a mi hotel y me encontre la puerta cerrada. Llame a golpes hasta que alguien se desperto y me vino a abrir.
Esta manhana hemos dado una vuelta por el pueblo y, entre otras visiones curiosas, hemos visto no una, sino como tres vacas con la misma horrenda malformacion, una quinta pata que les salia del lomo a la altura de la cruz. Las exhibian tipos que pedian limosna por ello. Daban bastante asco. Tambien hemos visto a un par de encantadores de cobras. A ver si otro dia pongo fotos, porque hoy la conexion no va muy bien, ya se me han borrado varias cosas.
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