miércoles, 22 de agosto de 2007

Jodhpur

Segun la guia, Jodhpur es una de las ciudades mas sucias del Rajasthan. Quizas lo sea, es cierto que es mas sucia que
Jaipur y Udaipur, pero despues de ver Delhi y Varanasi lo de aqui no nos impresiona, de donde se deduce que quiza sea mejor hacer lo que suele hacer la gente, es decir, la ruta contraria a la nuestra: empezar por el Rajasthan y dejar Varanasi para el final.

Segun la guia, en Jodhpur hay poco que ver. Quiza sea esto cierto si lo que uno busca son monumentos concretos para admirar. Por otra parte, los monumentos que ofrecen otras ciudades tampoco tienen nada de particular, con la excepcion de los fuertes, que son impresionantes, pero acaban hartando. En todo caso, uno no viene a la India para ver monumentos, estatuas, museos, etc., como va la gente a ver la Torre Eiffel, el Coliseo, el Museo del Prado, la Catedral de Santiago, etc. Uno viene a la India a llenarse de impresiones. Y en ese sentido Jodhpur ofrece tantas como cualquier otro lugar del pais.

Segun la guia, Jodhpur es la Ciudad Azul. Efectivamente, el azul es el color predominante, sobre todo en el casco antiguo. Hay diversas tonalidades, mas bien cercanas al celeste, aunque llama especialmente la atencion un azul tirando a violeta que, a pesar de parecer sucio, brilla tanto que deslumbra. Paseando por el laberinto de callejuelas del casco antiguo a veces se llega a esquinas donde de repente el azul te rodea por todos lados como una alucinacion, como si te hubiera dado algun tipo especial de daltonismo monocromatico. Los diferentes tonos -toda la gama del azul- quieren amalgamarse unos con otros, oscilan, reverberan al sol y tu alli en medio, confundido y un tanto mareado.

Domina la ciudad un fuerte imponente, Mehran Garh. Desde alli la vista de la ciudad es preciosa. Las casas del casco antiguo se apinhan y se amontonan, se apoyan unas en otras para no caerse, brotan unas de otras componiendo una masa informe de planos que se superponen. Uno no sabe donde termina una casa y donde empieza la siguiente. Aquello es una aglomeracion cubista de fachadas azules y azoteas y terrados vacios, con ropa tendida o con manchas que deben de ser trastos inservibles arrinconados.

Jodhpur es famoso, aparte de por su color, por sus especias. En el mercado que rodea la Clock Tower, el punto mas turistico, te asaltan individuos para, a cambio de una comision, llevarte a tiendas forradas hasta el techo con estanterias repletas de tes indios (Assam y Darjeeling) y de "masala", mezclas condimentarias: masala para la verdura, masala para el arroz, masala para el pescado, masala para el chicken tikka, masala para el te, masala para la potencia sexual... Contienen distintas proporciones de pimienta, cardamomo, jengibre, nuez moscada, pimenton, guindilla, canela, azafran o sucedaneo, semillas de cilantro, turmeric (ni idea de si hay palabra espanhola), entre otras hierbas que ni me suenan. Curiosamente, nada de perejil, oregano, romero, albahaca ni otras banalidades.

Tambien hay un mercado de fruta y verdura. Los puestos son de diversos tipos: tenderetes entoldados, carretas de traccion humana que parecen bandejas enormes sobre cuatro ruedas de carro encima de las cuales, entre los montones de fruta, suele estar sentado en posicion de yogui el vendedor, manteles de colores en el suelo con fuentes y cuencos rebosantes de fruta tras los que se parapetan senhoras que nos miran y nos sonrien o no, escalones de acceso aprovechados para colocar la mercancia, etc. Hay productos que reconocemos y otros que no. Hay platanos, peras, manzanas redondas rojiverdes, granadas, limas chillonas, judias verdes planas o infladas, patatas, pepinos, tomates ahuevados rojiamarillos, estirados pimientos de diversas clases que imagino o bien picantes, o bien muy picantes, ajos que ni lavados con ariel, pepinillos con acne, cebollas violaceas, una especie de calabacines lisos y palidos, coles subdesarrolladas, acelgas raquiticas, berenjenitas redondas del tamanho de un tomate, pequenhos cocos triangulares y peludos, enormes cocos verdes calvos, no se si calabazas con forma de papaya o papayas de color calabaza, coliflores, aceitunas rojiverdes todavia con la rama, jengibre, nhame (creo) y otras plantas no identificadas.

Llegamos aqui anteanoche. Cenamos en el jardin de un restaurante recomendado por la Lonely Planet (en esto he de decir que rara vez falla), el On the Rock. Comida buena y abundante, servicio agradable y vajilla limpia, que es de agradecer. Dentro habia una pista de baile vacia y nos encargamos de ocuparla. No pinchaban mal. Estuvimos un rato bailoteando, yo me lo pase genial, hacia anhisimos que no bailaba con mi hermana. En la pista no habia nadie mas que nosotros. En los sofas, solo indios, no indias, y alguna que otra pareja de extranjeros. Decidimos volver al dia siguiente, ya descansados, para bailar con mas tiempo.

Ayer, tras la visita al fuerte y al mercado, dimos un paseo, durante el que lo mas resenhable fue la visita a una escuela. Del primer piso de una casa desvencijada salia barullo de ninhos repitiendo a coro algo que decia la profesora. Subimos por unas escaleras azules angostas de escalones altisimos, que no se como seran capaces de superar los ninhos, y nos encontramos en una especie de galeria o pasillo sin ventanas, como un balcon alargado. Alli tenian lugar dos clases a la vez, una en cada extremo. Adonde estoy yo, en el centro, en el ultimo peldanho de la escalera, llegan entremezcladas las voces de las dos profesoras y el coro de vocecillas infantiles. A un lado, un grupito de ninhos pequenhos sentados en el suelo. Al otro, como treinta o cuarenta ninhos de uniforme blanco y granate, los ninhos con corbata, las ninhas con peto, todos sentados en el suelo con las piernas cruzadas, nos saludan al entrar, gritan "hello" y agitan la mano, se les ve ansiosos por venir a rodearnos, pero las profes mantienen la disciplina y nadie se levanta. Al fondo, una pizarra pequenha con el alfabeto latino. La profesora de ingles apenas habla ingles, pero nos recibe muy amablemente y luego nos pide que le mandemos las fotos. A mis compis, que son bastante mas espabilados que yo, se les ocurre ir a comprar un quilo de lapices y otro de caramelos. Vuelven, hacen el reparto y, por una vez, todo el mundo queda contento. Los ninhos, con sus caramelos; las profes, con sus lapices para el centro; nosotros, con la sonrisa de los chiquillos y las fotos.

Luego nos separamos, porque yo me quedaba atras haciendo fotos. Pase por delante de una casa a cuya puerta habia un grupo de como siete senhoras sentadas. Al verme, me llamaron para que les hiciera una foto. Les hice varias. Luego me pidieron boligrafos, que no tenia. Entonces me pidieron jabon. Les conteste que tampoco tenia y me dijeron que les trajera a la vuelta. No pensaba hacerlo, pero me coincidio pasar por delante de una tienda donde lo vendian, asi que compre tres pastillas. Al llegar delante de la casa me acerque al grupo y saque una pastilla del bolsillo. Inmediatamente una de las viejas me lo arrebato de la mano, mientras las otras forcejeaban por quitarselo. Dude si darles el resto o no, pero pense que quiza, al ver que habia mas, se calmaran. Craso error. Saque la segunda y empezaron a empujarse para conseguirla. Se la di a la primera que la cogio, no pensaba participar en la pelea. Estuve por dejar la tercera pastilla al otro lado de la calle y que la cogiera quien quisiera, pero me parecio que tampoco solucionaba nada y la escena iba a ser todavia mas indigna, asi que se la di a la que parecia la duenha de la casa, mas que nada porque tenia cara de bruja y parecia que me iba a echar un mal de ojo. Las demas gritaban pidiendome mas, cuando les dije que no tenia me mandaron a comprar mas, yo las mande a la mierda y me fui por donde habia venido.

Cenamos en el mismo sitio del dia anterior. Comimos bien, pero Javi se encontraba mal y se volvio al hotel. Laurita se quedo preocupada por el y tambien se queria ir. El resto estabamos muertos de suenho. Como habiamos quedado en que nos viniera a recoger Sonu, bailamos un rato para acortar la espera, pero en cuanto aparecio, media hora antes de lo convenido, nos retiramos. Una pena, en vez de aprovechar el primer dia para bailar lo dejamos para el segundo y nos salio al reves.

Esta manhana Javi seguia mareado, asi que nos hemos turnado para vigilarlo y ver la ciudad. Primero se han quedado mi hermana y Laurita y nos hemos ido Laura, Sara y yo. Luego hemos vuelto y les he dicho a todas que se vayan tranquilas, que ya me quedo yo con el. Total, de todas formas queria actualizar el blog.

El paseo de hoy ha estado bien. Nos hemos alejado del radio de influencia de Clock Tower y apenas nos hemos cruzado con uno o dos turistas. La gente nos saludaba, pero no nos agobiaba intentando vendernos cosas a la fuerza. Luego nos hemos desviado de las calles mas concurridas y nos hemos adentrado por caminos cada vez mas estrechos hasta llegar a la maranha de callejas y callejones sin salida del casco antiguo. A continuacion, mis impresiones.

Las calles estan siempre llenas de gente. Algunas conservan un asfalto mas o menos anhejo, mientras que por otras vas pisando polvo y piedras. Y basura. No hay papeleras y cuando le preguntas a un indio donde puedes tirar la botella vacia te senhala la esquina mas proxima, con una sonrisa que no se si signfica "?es que no lo ves?" o "acostumbrate, aqui las cosas van asi". La construccion es baja, normalmente de dos o tres pisos mas la azotea, aunque suele ser dificil distinguir donde empieza una casa y termina otra o donde se acaba un nivel y comienza el siguiente. Hay pocas bocacalles. La comunicacion en sentido horizontal se realiza generalmente a traves de arcos mas o menos ornamentados que conducen a patios llenos de motos aparcadas desde los cuales se accede a otros patios o callejones y asi sucesivamente. En sentido vertical, mediante escaleras disenhadas por algun gigante anorexico. Las fachadas suelen estar pintadas de colores y lucir inscripciones en hindi, oms, cruces gamadas y efigies de deidades hindues, sobre todo de Ganesh, el de cara de elefante, que se supone que trae buena suerte. Hay fachadas que se caen a trozos, como si fueran de chabolas, y otras que, con sus arcos y celosias, parecen palacios de nobles venidos a menos.

Lo que mas llama la atencion son los bajos, siempre abiertos a la calle. Cada pocos pasos hay gente sentada, las mujeres nos sonrien, los hombres nos dicen "hello", "which country", "come see my shop" y "holahola caracola, miramira cachemira". A veces cuesta diferenciar una tienda de una vivienda. Las tiendas suelen ser cuchitriles sin fachada donde uno o varios senhores esperan a los clientes sentados entre o sobre su mercancia. En las tiendas claramente destinadas al publico local, la pintura en muchos casos brilla por su ausencia. Queda al desnudo el hormigon ennegrecido de las paredes. En ocasiones no se sabe muy bien que es lo que venden. Supongo que lo diran los letreros que a nosotros nos parecen meros ornamentos, esqueletos de arbustos o insectos con cientos de patitas. Abundan los puestos de comida, donde individuos sudorosos en camiseta interior sin mangas frien en enormes sartenes negras llenas de humeante aceite igual de negro bolitas o discos de masa amarilla. Hay tiendas que rara vez se ven en las calles europeas: tiendas de candados, tiendas de calderos, baldes y cantaros metalicos, tiendas de fuegos artificiales y tintes para el pelo y la piel, tiendas de estatuillas, de bisuteria y abalorios, de cajas metalicas, de ventiladores y camping-gas, de cuerdas, de ropa interior cutre, de babuchas de lentejuelas, de golosinas de colorines anisadas, de pegatinas y bindis, de escobas de canha, de frutos secos a granel que te pesan en balanzas antiguas, puestos de fruta, de pulseritas de plastico, de guirnaldas de flores que van haciendo sobre la marcha y, como no, cientos de tiendas de telas. De vez en cuando, algun templo hortera que se distingue mejor desde lejos, porque se ven las cupulas. De cerca se identifican por las chanclas sucias y mocasines gastados amontonados a la entrada.

Por las calles corren arroyos de aguas hediondas. El alcantarillado, cuando lo hay, se reduce a acequias que arrastran todo tipo de desperdicios. En lo alto, el tendido electrico forma espesas telaranhas. Da miedo pensar que pasaria si se soltara un cable (hace una semana un autobus toco un cable flaccido justo en el momento en que se bajaba un pasajero en medio de un charco de agua; murieron asadas como veinte personas). El electricista que quiera arreglar algo tendra que disponer de un plano detallado. O, mejor todavia, arrancar todos los cables y empezar de cero. Sobre los cables hay posadas palomas con el culo en posicion de ataque, como hemos podido comprobar en un par de ocasiones.

Caminar se convierte en una carrera de obstaculos. Hay que saltar los arroyos fecales y los montones de desperdicios. Hay que ondular entre personas y vehiculos, atento a los bocinazos de las omnipresentes rikshas kamikaze y las motocicletas destartaladas, con cuidado para no derribar a algun ciclista al dar un salto para apartarse. Hay que esquivar carretones empujados por ninhos que vocean platanos, cocos peludos o pasas amarillas y motos con enormes cantaros de leche a ambos lados como si fueran alforjas. Hay que evitar bueyes de amenazadora cornamenta que, para ahuyentarse las moscas, dan latigazos pendulares con la cola, y vacas que dejan la calle sembrada de minas. Menos mal que el sol desactiva algunas. En los portales dormitan chuchos agalgados. Otros pasean sin duenho y sin rumbo, a la misma velocidad a la que se mueven los indios. De vez en cuando se te cruza alguno cojeando. Pasan carros tirados por personas, por caballos, por burros, a veces por simpaticos camellos. Pasan rebanhos de burritos blancos con las patas dobladas por el peso de las alforjas rebosantes de escombros que sabedios adonde llevaran. Los aguijan ninhos descalzos y sucios. Pasan enjambres de chiquillos de enormes ojos negros vestidos de uniforme, a la espalda llevan carteras rectangulares con dibujos del raton Micky. No es posible desplazarse rapido, hay que estar atento a los huecos que quedan libres para pasar antes de que se vuelvan a cerrar. En suma, un caos con sus propias reglas, un caleidoscopio de colores acidos, sonidos chillones, olores penetrantes y sabores que, por desgracia, nunca llegaremos a conocer.

4 comentarios:

astral dijo...

Animo Alfonso, estamos contigo.
Estamos sintiendo lo mismo en este pais contradictorio, hasta que no conoces algo no sabes de verdad como funciona, tal vez India nos gusta pero no tanto como pensabamos.

Por cierto, record en una moto: 2 adultos, un nino y una cabra!!!!

Vamos con tres dias de diferencia respecto a vosotros, hasta cuando estais en India?
Nosotros 25-28 puede que en Jaissalmer y despues Delhi. Nos vamos el 31 por la noche.

Un abrazo

Alfonso dijo...

Buf, es que el dia que escribi todo eso estaba un tanto quemado. Pero si, esta claro que es un pais contradictorio. Me gustaria conocerlo mas desde dentro. Tengo un contacto en Delhi, igual lo llamo para que nos ensenhe algo antes de irnos.

En Jaisalmer acabamos de estar, en cuanto pueda escribire algo. Mola.

Es probable que coincidamos en el aeropuerto, porque nosotros tambien nos vamos todos el 31 muuuy temprano, en tres aviones diferentes, la mayoria rumbo a Madrid, Laura a Londres y yo a Varsovia.

Nosotros hemos visto hoy a cuatro chavales en una bici :)

Un abrazo desde Bikaner

astral dijo...

El dia que lleguemos a Delhi, probablemente el 29, te mandaremos un mensaje. Estrella 0034646371382.
Sigue bien.

Alfonso dijo...

Ferpecto! A ver si coincidimos por alli :) Hasta!