lunes, 13 de agosto de 2007

Varanasi (Benares)

(Escribo el 15 por la noche)

Han pasado ya un par de dias desde que nos fuimos de Varanasi y todavia no tengo claro si la ciudad me gusto o no. Fue tal suma de impresiones de todo tipo, que me resultan inclasificables. Esta claro que se trata de una ciudad que no deja indiferente y, aunque mi razon me incline a pensar que eso no es posible, diria que me gusta y no me gusta a la vez. Quisiera volver en otra ocasion con mas tiempo, tal vez para hacer un curso de hindi y ver la ciudad mas desde dentro, pues esta vez no he sido mas que un observador un tanto desconcertado. Siento que esa ciudad alberga un cumulo de energias diversas y contradictorias, todas muy potentes.

Vamos poco a poco. La primera impresion de esa caotica ciudad es que es una especie de enorme sauna apestosa. El olor de esa ciudad es inimaginable y acaba quedandose impregnado en tu ropa, en tu piel y hasta en tu pituitaria, de modo que al cabo de un rato todo, incluso lo que comes, huele que da asco. Olfativamente esa es la imagen que me ha quedado guardada, quiza no demasiado acorde con su estatus de ciudad santa del hinduismo. Benares es uno de los lugares de peregrinacion mas importantes para esa religion, ya que si uno muere alli queda por fin liberado del ciclo de las reencarnaciones. Por esta razon, miles de personas, en especial ancianos y moribundos, van alli a morir; preferiblemente, cerca del Ganges; y, si no, al menos en su estacion de tren.

La imagen mas tipica de Varanasi (y no es para menos, pues por muchas veces que la hayas visto impresiona) es la de cientos de personas en el mayor de los caos ocupando los escalones que bajan hasta el Ganga (asi se llama en hindi) y banhandose en un rio anchisimo y de color marron cuyas aguas, si no recuerdo mal la cifra, contienen treinta mil veces mas germenes patologicos de lo que deberian unas aguas aptas para el banho. Pero a los hindues no les importa, al fin y al cabo se trata de un rio sagrado, y se banhan en el, se lavan, al menos espiritualmente, "lavan" su ropa, se enjuagan la boca (quiero creer que no se llegan a beber eso) y luego llenan botellas, cantimploras, garrafas y otros contenedores de liquido parduzco para llevarselo a casa, vete tu a saber con que fines. En la multitud abundan los ancianos, pero no solo, hay gente venida de todos los rincones de la India, gente pobre y menos pobre, vestida con los trajes tipicos de todas y cada una de las regiones (eso se nota mas en el caso de las mujeres; en el caso de los hombres, todavia no reconozco los gayumbos tipicos de cada region), de modo que aquello es una algarabia y un abigarramiento dificil de imaginar, todo ello coronado por un hedor que preferiria no recordar. Dudo que las emanaciones del rio sagrado sean beneficas. A mi, por lo menos, toda la ciudad me olia, entre otras muchas cosas desagradables, basicamente a heces.

Cuando un hindu muere es (o al menos se supone que deberia ser) quemado; bien en un incinerador electrico (es el caso de los pobres, pero con ciertos fondos) o bien en una pira de madera (es el caso de los menos pobres; con los miserables de verdad no se que ocurre). Solo en cinco casos no esta permitido quemar a los muertos y, si entendi bien, se les echa directamente al Ganga: los ninhos, porque son puros y no necesitan ser lavados; las mujeres embarazadas, porque llevan dentro un ninho; los saddhu -ascetas y santos-; y, por impuros, los leprosos (dicen que ya no quedan, pero dudo que sea cierto) y los mordidos por una cobra. Me cuesta creer que hoy en dia se siga tirando los cadaveres al rio, pero es cierto que hasta no hace mucho ha sido una practica comun.

Haciendo gala de nuestra condicion de turistas, nos metimos con otras cuantas personas en una gran barca que nos llevo Ganges abajo y arriba siguiendo los ghats, a muy poca distancia de la orilla porque la corriente es muy fuerte, y fuimos observando el ritual del banho que se celebraba a escasos metros de nosotros. Alli la gente, como digo, se banha y reza, pero tambien pasea, lava la ropa, da de beber a sus animales o simplemente pasea o se sienta sin hacer nada. Podria haber resultado hasta relajante si no fuera porque, para ver el amanecer, nos habiamos levantado a las cuatro y pico y, encima, la peste era insoportable, al menos para mi.

Al bajar de la barca pasamos por al lado de una pira funeraria y tengo que decir que la vision de los restos humanos ardiendo era bastante escalofriante; pero el olor que se desprendia (aunque probablemente fuera mas producto de mi imaginacion), unido al del Ganga, termino de revolverme las tripas y el resto de las visceras. Y el espectaculo de los turistas sacando fotos mientras los familiares de la difunta esperaban a cierta distancia me parecio penoso. Yo, evidentemente, guarde la camara y pase de quedarme mirando. Por cierto, dicen que en las cremaciones no permiten que las mujeres esten presentes porque "lloran demasiado".

Sin todavia habernos sacudido de encima semejante vision, nos adentramos en las callejuelas del Benares viejo. Me imagino que las ciudades medievales europeas serian parecidas. Aquello era un intrincado laberinto lleno de gente, gente caminando, gente sentada, gente comiendo, vendiendo, llamandonos, el hedor tipico de la ciudad se mezclaba con olor a orina y bostas de animales, las casas parecian haber crecido unas sobre otras, algunas parecian prontas a derrumbarse, la pintura multicolor de las paredes estaba un tanto desvaida, apastelada y descascarillada, la madera de las puertas carcomida. Las personas se deslizaban por alli con fluidez (no como nosotros, que ibamos dando saltos para esquivar obstaculos) formando una especie de serpiente sin fin. Me sorprendio, en comparacion con Delhi, la cantidad de saddhu y brahmines que habia; los primeros, ancianos de pelo blanco y costillas marcadas, ataviados apenas con un taparrabos naranja y a veces un turbante a juego, con la cara y el pecho pintarrajeados de blanco y amarillo, de mirada perdida en quien sabe que meditaciones; los segundos, adolescentes vestidos de blanco, con el pelo corto y un rabillo por detras (o sea, mas o menos como yo), tambien con pinturas en la cara y el cuerpo.

Con la excusa de ensenharnos un templo hindu custodiado por militares y detectores de metales, nos hicieron dejar nuestras cosas en una tienda donde nos las cuidarian. Por si acaso, decidimos dividirnos en dos grupos y uno se quedo esperando alli mientras el otro iba. "Ya que estabamos", nos empezaron a ensenhar el genero que alli tenian y, evidentemente, aquello fue la perdicion. Tienen cosas tan bonitas que es imposible no comprar. No hay vez que entremos en una tienda "solo a mirar" que no salga alguno de nosotros con algo. Yo ya paso, pero es cierto que muchas veces me tienta. Asi que alli nos tiramos como dos horas regateando, nos pedian por unos cojines 550 rupias y "conseguimos" bajarlos a 135. El regateo es todo un ritual y todo un arte que se va aprendiendo, aunque al final siempre te timan de todos modos, como luego comentare. Total, que salimos de alli todos con regalos (para nosotros mismos o para otros) y los mercaderes hicieron una fortuna a costa de nosotros, pobres incautos. Ya de paso, para animar la fiesta, al probarse un vestido Sara se corto un dedo con el ventilador. Menos mal que fue mucho menos de lo que parecia, pero el susto que nos dimos fue bien grande.

Despues de todo esto volvimos al hotel a desayunar y por la tarde, acompanhados de un pseudoguia, fuimos a ver Lallapura, el barrio musulman. Los musulmanes son, supongo que desde la epoca de los gremios, los tejedores y comerciantes de telas. Nos metieron otra vez por callejuelas estrechas pintadas en tonos pastel, nos ensenharon un par de telares manuales y, como no, nos metieron en otra tienda donde mis compis se volvieron locos viendo los fulares, cojines, colchas, etc. Yo ahi ya me plante, dije que no habia venido a la India a hacer compras sino a ver cosas y alli los deje regateando mas de una hora mientras yo me iba a hacer fotos del barrio y de los ninhos de por alli, que, por cierto, eran preciosos, como demuestran las fotos. Estuve un rato paseando por una calle llena de musulmanes vestidos de blanco, con sus tunicas, sus gorritos y sus barbas y he de decir, a riesgo de que me llameis cosas feas, que noto a los musulmanes mucho mas hostiles que a los hindues. Caminando por alli uno se siente un intruso indeseado. Sin saber muy bien que hacer mientras los esperaba, di un par de vueltas a la manzana, pues temia perderme en aquel laberinto si me alejaba. En estas estaba cuando, atravesando un callejon lateral, me cortaron el paso dos jovenes en actitud chulesca. Con gestos me dieron a entender que alli estaba de mas y de poco sirvieron mis gestos de "no entiendo, soy sueco" y mi sonrisa contemporizadora. Me soltaron una parrafada en hindi de la que solo entendi una expresion: "chalo" o como se escriba, que significa "largate" y que me habia aprendido por si alguien se ponia pesado. Molesto por aquella situacion les pregunte sin dejarme intimidar: "?any problem?" A lo que ellos contestaron con la tipica frase india (se ve que el ser indio predomina sobre la religion): "no problem". Y yo: "no problem, no chalo". Y, esquivandolos, segui de frente hasta que los perdi de vista. Reconozco que, cuando un minuto despues, vi que tres hombres se dirigian hacia mi ocupando toda la calle senti cierto miedo, pero me remangue como quien no quiere la cosa, contrayendo de paso los biceps para demostrarles que no les iba a ser facil. Sin embargo, los tipos pasaron de largo y respire tranquilo. Hice un par de fotos mas y volvi a la tienda donde estaba el resto terminando de cerrar el trato. Probablemente en muchas ocasiones, por el hecho de estar en un pais extranho donde no entendemos la lengua ni las costumbres, nos ponemos mas nerviosos de lo que deberiamos. A ello contribuyen los consejos de la Lonely Planet sobre los peligros de Varanasi, de modo que con frecuencia nos volvemos un poco mas paranoicos de la cuenta, cosa que me (?nos?) impide disfrutar todo lo que quisiera. Pero es cierto que a lo largo de un dia en Varanasi uno se topa con mas timadores y pesados que en toda la vida hasta entonces.

Despues volvimos a la zona de los ghats dispuestos a ver no se que ceremonia, pero por el camino a uno de mis compis le dio un apreton (raro era que hasta entonces nadie hubiera tenido problemas digestivos aparte de, !oh, sorpresa!, estrenhimiento) y unos cuantos salieron pitando en busca de un vater, empresa nada facil. Yo, que acababa de llegar y todavia estaba algo alterado, ni me cosque de lo que ocurria. Vi que el guia nos decia que entraramos a los ghats y supuse que los otros volverian enseguida. Enseguida no fue, pero al poco volvieron todos mosqueados porque los habiamos dejado colgados en plena necesidad, cuando nosotros ni siquiera sabiamos bien lo que pasaba. Total, que nos comimos una bronca bastante gorda y la situacion se puso muy tensa. Yo, que detesto que me griten, me cabree bastante. Menos mal que la cosa acabo por solucionarse, no sin una llorera previa generalizada y unos cuantos abrazos de reconciliacion. En ese momento nos percatamos de cuanta energia se habia ido acumulando a lo largo del dia y cuanto necesitabamos descansar.

En aquel momento el monzon, por primera vez, hizo de las suyas y se desato una lluvia torrencial que provoco el desalojo inmediato de los ghats (cuando vimos que los indios salian por patas dedujimos que aquello seria algo mas que un chaparron) y en cuestion de minutos las calles se convirtieron en barrizales, torrenteras o charcas que en algunos lugares resultaban imposibles de atravesar. Bajo un diluvio universal que nos calo por completo (no hay mal que por bien no venga, al menos nos refrecamos) yo intentaba seguir la mancha blanca de la camiseta del guia, intentaba distinguir donde pisar a traves de mis gafas chorreantes y empanhadas, saltando montones de basura que aparecian de repente, caminando encorvado para que no se me empapara la bolsa de la camara, sin poder evitar meter la pezunha constantemente en los charcos que cada vez llegaban mas alto, en algunos lugares hasta la mitad de la pantorrilla. Quiza fuera el olor que tenia metido en la nariz despues de todo el dia, pero aquella lluvia tibia apestaba a Ganges y no pude sino imaginarme todo aquel vapor fecal absorbido por el sol juntandose en forma de gotas y de nubes sobre nuestras cabezas y descargando una lluvia de bacterias que nos calo hasta los huesos.

Si, nuestro primer dia completo en Benares, despues de un inicio horrible, fue intenso. Cada uno tuvo su momento de gloria: el accidente de Sara, mi aventura en Lallapura, la cagalera de tal, la bronca de cual, la llorada general, etc.


(Escribo el 16 por la noche)

El segundo dia fue mas tranquilo. Ibamos sin plan preconcebido. El dia anterior, en una escapada al ciber, Sara y yo habiamos descubierto que existia una zona "normal", es decir, ni turistica ni llena de miseria (cosas que en este pais no son incompatibles), una zona que nos parecio de clase media y que, ademas, era en la que estabamos alojados, asi que nos fuimos a dar una vuelta con la esperanza de que, por una vez, no intentaran timarnos. Primero nos dejamos engatusar por un tipo que nos vendio, entre otras cosas, preciosas camisas de color naranja (para integrarnos con los adoradores de Shiva que estos dias pululan por doquier) que luego descubrimos que destenhian. Luego yo me fui a comprar unos calzoncillos (por cierto, que corte tan extranho tienen aqui) y, como no, al ciber.

Al volver al hotel (con el tiempo justo para bajar las mochilas y tirar camino de la estacion) tuvimos una sorpresa desagradable: a mi hermana le habia desaparecido la tarjeta de credito, que habia dejado en la faltriquera encima de la cama. Llego al borde de un ataque de nervios, le pegue unos cuantos gritos al manager y subi a la habitacion a registrarlo todo, aunque mi hermana ya lo habia hecho y no la habia encontrado. Deshice la cama en un plisplas, abri todos los cajones pasando por la habitacion cual torbellino, mientras los del servicio del hotel me miraban atonitos y hacian vagos gestos ayuda que quedaban inconclusos y se limitaban a apilar en una esquina las sabanas que yo iba arrojando al suelo y el manager intentaba convencerme de que la tarjeta no podia haber desaparecido porque aquel era un hotel muy seguro, a lo que yo evidentemente contestaba con ironia. En estas estabamos cuando aparecio mi hermana diciendo que habia encontrado la tarjeta. La tenia en el bolsillo, el unico sitio donde no habia mirado, no se acordaba de que el dia anterior la habia sacado de la faltriquera para que no se le mojara con la lluvia.

Fuimos a la estacion en taxi. El taxista, el mismo del dia anterior, tuvo el morro de sugerirnos que le dieramos un "regalo", o sea, pasta, cosa que nos mosqueo porque el fue quien nos llevo el dia anterior a la tienda de Lallapura, donde, evidentemente, tenia comision (no hay mas que ver como entraba por alli como pedro por su casa).

(Continua en la entrada siguiente: "En tren")

7 comentarios:

Anónimo dijo...

"...aquella lluvia tibia apestaba a Ganges y no pude sino imaginarme todo aquel vapor fecal absorbido por el sol juntandose en forma de gotas y de nubes sobre nuestras cabezas y descargando una lluvia de bacterias que nos calo hasta los huesos"... Alfonso, gracias por esta estupenda narración! ...heces, algarabía, abigarramiento, hedor, enorme sauna apestosa... has conseguido que Benarés se apoderase de mis sentidos, casi consigo ver (con la ayuda de las fotos, que son preciosas) y, sobre todo, oler, las escenas que relatas. Ayuda un poco que estemos a 30 húmedos grados en pleno invierno hoy en Porto Alegre...

Anónimo dijo...

Desde luego no podreis decir que la India os ha provocado indiferencia... No creo que a pesar de todos los viajes que llevas por ahi viendo mundo, sea éste el que más os marque. Gracias por permitirnos saber de vuestras andanzas. Un abrazo.

Alfonso dijo...

Carlos, supongo que quieres decir "el que menos" nos marque, ?no? ;)

Hay otra foto de Benares que me gustaria poner, donde se ven los nubarrones o, mejor dicho, el meganubarron de color violaceo sobre los ghats y da miedo pensar todo lo que hay ahi arriba, presto a descargarse sobre nosotros. Lo malo es que la conexion a internet aqui es bastante cutrilla y tengo que escatimar las ilustraciones a mis relatos.

Voy a terminar lo de Benares, que ayer no me dio tiempo, y a ver si me da tiempo a hablaros tambien de Agra, pues voy con retraso. Es el duro ritmo de la dura vida del turista/viajero!! ;)

Gracias por vuestros comentarios, me alegra que os interesen estas narraciones.

Abrazos!!

mmelekk dijo...

A juzgar por lo leído, veo que Varanasi no te ha resultado indiferente. Personalmente, creo que me costaría enfrentarme a ella, aunque espero hacerlo algún día, ya que no pudimos llegar hasta allí. Creo que son ciudades que nos producen un choque brutal a pesar de que en esos momentos uno no puede siquiera absorber lo que está viviendo… y como no, eso se transmite en momentos de agobio, de tensión acumulada que después sale por cualquier sitio. Seguro que ahora Agra y Rajastán os parecen mucho más ligeritos :)

Me ha hecho gracia también lo que comentabas acerca de los taxistas, que suelen acabar llevándoos a tiendas en las que es más que evidente que tienen comisión. Es verdad que al comienzo te puede gustar, pero al final agota. Sin embargo, esto no sólo nos pasa a los extranjeros. Te aseguro que les sucede incluso a los mismos indios (sobre todo, si son jovencitos e inocentes, como nuestros estudiantes). –Cuando decidimos ir para Agra, fueron ellos los que nos organizaron el viaje y se encargaron a la llegada de alquilar un mini-bus. Acordaron un tour con el conductor e, ingenuos, le soltaron la pasta antes de comenzar. La cuestión es que durante el recorrido insistió en parar en unas tiendas, ante lo que nosotros, molestos, nos negamos en rotundo. ¿Y cuál fue su reacción? Que nos bajásemos del autobús porque allí se acababa nuestro recorrido, que de allí no se movía. Un auténtico hijo de …

Y es que en la India me encontré con gente amabilísssima, pero también con cada capullo y timador que da gusto… No sé si será así en todos los países del tercer mundo.

En fin, gracias por contar Varanasi, que era una de las paradas que más me interesaban.

Un abrazo

Alfonso dijo...

Si, Varanasi no deja indiferente de ningun modo (como ocurre con toda la India), pero todavia no se si me gusto o no. Creo que de hecho me gusto y no me gusto a la vez. Esas cosas son posibles en estos lugares, del mismo modo que en el budismo toda cosa encierra su contrario, ?no? ;)

Y si, timadores hay a punta pala, ya os ire contando. A ver si despues de cenar me da tiempo a contar algo de Jaipur.

Anónimo dijo...

Alucinante la descripcion de Benares, sabia de la pestilencia del Ganges, pero nunca me habia parado a pensar que esa misma pestilencia impregna toda la ciudad.

No he podido evitar pensar si Terry Pratchett en sus libros sobre mundodisco no se habra inspirado en Benares y el Ganges para sus descripciones de Ankh-Morpork (la ciudad mas grande de mundodisco). Si no lo has leido nunca, vale la pena solo por las risas que te puedes hacer... a veces la realidad supera la ficcion. (Bueno, segun Pratchett sobre las aguas del rio en Ankh se puede caminar... y no hacen falta milagros X´D)

Alfonso dijo...

Bufff, han pasado meses y no quiero ni recordarlo... qué asco pasé, y encima durante varios días sin descanso, incluso lo que comía me olía a Ganges (no sé si porque cocinaban con agua del grifo -en el mejor de los casos- o porque tenía el olor impregnado hasta en la pituitaria), incluso la ropa que di a lavar me la devolvieron con ese olor, incluso el agua de la ducha, que se suponía que había de lavarme, apestaba... Sí, mejor paro, que justo estaba a punto de comer algo ;)